El cerebro de los niños está en pleno desarrollo, y la exposición prolongada a las pantallas puede afectar su capacidad de concentración, memoria y aprendizaje. Estudios han demostrado que el uso excesivo de dispositivos digitales puede reducir la materia gris en áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje y el pensamiento crítico. Además, la luz azul emitida por las pantallas interfiere con la producción de melatonina, afectando su sueño y, en consecuencia, su rendimiento cognitivo.